7.11.19

veintiséis

una
dona
tena
catona
cuéntalas bien, abuela
que aquí tú
sigues siendo la reina

buenas noches

apágame la luz
y enciéndeme los sueños
acurrúcate a mi lado
y prométeme que viajaremos
a todas y cada una de las estrellas
qué fría está ña luna esta noche
no pasa nada,
la haremos quemar
hazte así
que tienes una constelación en la espalda
y sóplame el ojo
que creo que las lágrimas
no me dejan ver bien
lo bonito del universo

el machismo que no te mata hace que te den ganas de morirte

me da miedo pensar
que aunque no
sí estuve cerca de morir

lo suficiente
como para querer matarme

lo suficiente
como para saber
que si me acerqué a ti
me podría haber acercado a otro
que sí me hubiera matado

ballestrinque

entre tu obligo y el mío
hay un nudo
y no puedo deshacerlo

¿sabes ese hilo rojo?
ese que dicen
que une nuestros meñiques
ese no es tan fuerte
ese, créeme, se rompe

pero el nudo
entre tu obligo y el mío
está hecho de alguna aleación
entre diamante y acero
o puede que solo seda

que por mucho que te marches y te alejes
y que me dediques tu silencio
–ese que tanto me conforta–
y entre nosotros haya más kilómetros
que días juntos
                         permanece

porque es un nudo que nació
por un plato de macarrones
una sábana celeste
una botella de vino rota
y todas y cada una de las veces
que tu mano rozaba la mía

porque en ese nudo guardamos
el número exacto de mis lunares
de tus rizos
de nuestras risas
y de aquellas miradas

entre tu ombligo y el mío
hay un nudo
y no puedo deshacerlo

por si se aclaran las cosas
por si esos 2.000km
se ombligo a ombligo
se convierten en 20.000
y no en 2 cm

por si se convierte
en débil hilo rojo
en lugar de desaparecer
con grácil parsimonia

por si me quedo sin ti
o para siempre contigo
y no sé qué me da más miedo

entre tu ombligo y el mío
hay un nudo

no lo deshagas

sintaxis de tu mierda


conjugaste los verbos en pretérito
–imperfecto–
porque si era perfecto, era compuesto
y tú eras plus que parfait
y los nexos que utilizabas
en tus proposiciones
–siempre subordinando–
eran solo copulativos

pero estando en gerundio contigo
el presente continuo
se me hacía más simple
eras el complemento circunstancial
de lugar
y tiempo
que condicionaba mi futuro
de tipo 1
     (si tú estás, yo existo)

aunque la coordinación de la adversidad
me hacía pensar
que no sabía lo que estaba haciendo
con un sujeto omitido
si cada adjetivo que salía de tu boca
era un adyacente
del sintagma nominal
–tercera persona del singular, femenina–
por mucho que yo fuera el vocativo

todo lo predicado por ti siempre
relativo
posesivo
demostrativo
indefinido
interrogativo
era determinante para saber
que el presente era histórico
y tu futuro se convertiría en postpretérito
para que el mío no fuera perfecto
sino un subjuntivo, de los compuestos
de los que contemplaban futuribles
pero se quedaron en hipótesis

conjugaste los verbos en pretérito
pero es que el tuyo
tampoco era perfecto

solo de viola


la sinergia
de las cosas que fluyen
hasta dar con tu pecho
no es suficiente
para hacer parar el mundo

pero las sombras de la persiana
sobre tu cama
y los monstruos que me visitaban
los quejidos de la madera
y tus pesadillas
me hacían creer que sí

despertar cada mañana
era enfrentarme a un miedo nuevo
que no sabía cuál iba a ser
y me daba casi tanto miedo no saber
como verte abrir los ojos

y en la oscuridad volvía
–momentáneamente­– 
la paz
en la que respirabas rítmicamente
y mis sentidos se agudizaban
por si volvía a pasar
y volvías a sincerarte con morfeo

pero no era suficiente
yo también caí presa de su encanto
y me despertaba
con el expolio de tus garras
aunque te dijera
para
para
para
que ya no me queda nada
que te lo he dado todo
que ya no me queda nada

una, dos, tres, embestidas
para
cuatro, cinco, seis, besos
para
siete, ocho, nueve, caricias
para
décima vez que ocurría
y la que no podía parar era yo

así que me dejaba caer otra vez más
en mi pozo
donde toda la pudredumbre
se acumulaba
y le daba a esa nueva impureza
su lugar junto a los otros despojos
lejos de la luz
y de la sonrisa que pintaba en mi cara

una vez más
otra mañana perfecta
junto a ti
en tu cama
a la luz del domingo
junto a tus aterradores ojos
y mis miedos ocultos