“El ser humano es el único ser vivo que tropieza dos veces con la misma piedra”. Completamente mentira. Tropieza muchas más. ¿Por qué? No lo sabemos, pero es que tampoco queremos descubrirlo. Parece que nos gustase esa piedra, tropezar, hacernos daño, sufrir; y por consiguiente, disfrutar sufriendo.
¿Y cómo son esas piedras? Son, básicamente, errores. Varios tipos de errores, variados, algún más hirientes que otros. Unos ejemplos: zapatos que nos hacen daño, pelis que odiamos, lugares aburridos, y personas. Sobre todo, personas. Buenas, malas, ¿qué más da? Son personas al fin y al cabo. Y como ellas que nosotros también somos, hacemos y nos hacemos daño. Y, estamos bien así, siempre y cuando el daño no nos lo hagan a nosotros. Ahí la cosa cambia. No es que estemos peor, es que estamos mejor.
Las personas nos hacen daño, y lejos de apartarnos de ellas, hacemos como el de la barba decía, ponemos la otra mejilla.
¿De verdad nos gusta que nos hagan daño? Por supuesto que no lo sabemos. En cierto modo sí, y en cierto modo no. Depende de quién nos haga daño. Si es alguien extraño, nos alejamos de esa persona. Si es alguien cercano, nos acercamos aún más.
Es extraño, nos ha hecho daño, deberíamos olvidar a esa persona, pero no es así, la queremos aún más. Sin embargo yo sí sé porqué es, aunque nos haya hecho daño, ese daño es lo único que nos queda de esa persona. Probablemente confundas el daño con amor. A todos nos ha pasado, tranquilo si te confundes, no serás el primero, ni el último, ni el único. Probablemente sea lo único que te queda de esa persona, pero cuando de repente, no te haga daño, sino que cuando diga lo que diga, o haga lo que haga no te importe, lo habrás superado. Probablemente no tarde mucho. Puede ser el tiempo que tú quieras, una semana por cada mes que estuvieron jntos, la mitad del tiempo que duró la relación, o 10.000 copas.
Pero cuando lo superes, ya no mantendrás el daño, mantendrás recuerdos, buenos, o malos, pero recuerdos.