"...y ver un hermoso amanecer bajo la sombrilla..."

Quieres que te escriba algo bonito, con bellas palabras y sonoridad. Me pides que te emocione juntando letras, escogiendo palabras y formando frases que te lleguen al alma y te hagan pensar.
Me ruegas que cree algo bello, algo único, novedoso. Que te haga reír o llorar, como si fuera tan fácil y yo tuviera ese bello poder.
Pero poner hermoso al lado de amanecer no va a hacer que dejes de recordarlo como algo amargo. Que en algún momento use la palabra sombrilla, que tan curiosa te parece, no le quitará ese sabor desagradable que tiene para ti ir a la playa.
Me pides que te escriba algo bonito, pero permíteme que te diga, que eso solo lo logro, si te escribo a ti.

Para ti, solo para ti

Me pienso quedar con el recuerdo de esa noche porque es mío y solo mío. Esa en la que en unas horas nos dijimos todo lo que se puede decir en una vida y en la que arreglamos el mundo. En la que nos abrimos el uno al otro. ¿Y qué si solo hablamos? Aquel instante de pura felicidad no necesité nada más que aquella mágica conexión emocional.
No me importa lo retorcidos que fueran tus actos a partir de entonces, más que nada porque eso anula todo lo que me enseñaste de ti aquella noche. Me da igual lo que me hayan dicho, porque solo nosotros sabemos lo que ocurrió de verdad.
Sí es verdad que me da pena haber llegado a este punto absurdo, y sé perfectamente que es por habernos encontrado en el lugar erróneo en el peor momento posible. También sé que los demás nos han desfigurado el uno al otro y que tú probablemente pienses hoy de otra forma sobre mí por cosas ajenas a ti. Pero también sé que yo no he dejado que eso me ocurra, porque me acuerdo de aquella noche. Y te juro que fue perfecta. Pero también te juro que es lo único que pienso guardar de ti.