Ahora que nadie nos oye,
déjame contarte
mi mayor secreto.
Para mí:
Importantes son tus ojos,
y esas miradas,
que me regalas,
y calman mis enojos.
Y bello es tu mundo,
y no que nos cubriese el árbol
del fuerte veraniego sol,
durante algún segundo.
Que me digas que no existo,
que lo invento,
que lo creo,
lo imagino.
Que riegues los sueños en vino
y en cabreo,
todo muy lento.
Y yo desisto.
Pero que le den a la métrica,
si la lírica existe.
Porque juro
que sobre todo,
siento.
Y siento,
sobre todo,
por ti.