una
dona
tena
catona
cuéntalas bien, abuela
que aquí tú
sigues siendo la reina
7.11.19
buenas noches
apágame la luz
y enciéndeme los sueños
acurrúcate a mi lado
y prométeme que viajaremos
a todas y cada una de las estrellas
qué fría está ña luna esta noche
no pasa nada,
la haremos quemar
hazte así
que tienes una constelación en la espalda
y sóplame el ojo
que creo que las lágrimas
no me dejan ver bien
lo bonito del universo
y enciéndeme los sueños
acurrúcate a mi lado
y prométeme que viajaremos
a todas y cada una de las estrellas
qué fría está ña luna esta noche
no pasa nada,
la haremos quemar
hazte así
que tienes una constelación en la espalda
y sóplame el ojo
que creo que las lágrimas
no me dejan ver bien
lo bonito del universo
el machismo que no te mata hace que te den ganas de morirte
me da miedo pensar
que aunque no
sí estuve cerca de morir
lo suficiente
como para querer matarme
lo suficiente
como para saber
que si me acerqué a ti
me podría haber acercado a otro
que sí me hubiera matado
que aunque no
sí estuve cerca de morir
lo suficiente
como para querer matarme
lo suficiente
como para saber
que si me acerqué a ti
me podría haber acercado a otro
que sí me hubiera matado
ballestrinque
entre tu obligo y el mío
hay un nudo
y no puedo deshacerlo
¿sabes ese hilo rojo?
ese que dicen
que une nuestros meñiques
ese no es tan fuerte
ese, créeme, se rompe
pero el nudo
entre tu obligo y el mío
está hecho de alguna aleación
entre diamante y acero
o puede que solo seda
que por mucho que te marches y te alejes
y que me dediques tu silencio
–ese que tanto me conforta–
y entre nosotros haya más kilómetros
que días juntos
permanece
porque es un nudo que nació
por un plato de macarrones
una sábana celeste
una botella de vino rota
y todas y cada una de las veces
que tu mano rozaba la mía
porque en ese nudo guardamos
el número exacto de mis lunares
de tus rizos
de nuestras risas
y de aquellas miradas
entre tu ombligo y el mío
hay un nudo
y no puedo deshacerlo
por si se aclaran las cosas
por si esos 2.000km
se ombligo a ombligo
se convierten en 20.000
y no en 2 cm
por si se convierte
en débil hilo rojo
en lugar de desaparecer
con grácil parsimonia
por si me quedo sin ti
o para siempre contigo
y no sé qué me da más miedo
entre tu ombligo y el mío
hay un nudo
no lo deshagas
hay un nudo
y no puedo deshacerlo
¿sabes ese hilo rojo?
ese que dicen
que une nuestros meñiques
ese no es tan fuerte
ese, créeme, se rompe
pero el nudo
entre tu obligo y el mío
está hecho de alguna aleación
entre diamante y acero
o puede que solo seda
que por mucho que te marches y te alejes
y que me dediques tu silencio
–ese que tanto me conforta–
y entre nosotros haya más kilómetros
que días juntos
permanece
porque es un nudo que nació
por un plato de macarrones
una sábana celeste
una botella de vino rota
y todas y cada una de las veces
que tu mano rozaba la mía
porque en ese nudo guardamos
el número exacto de mis lunares
de tus rizos
de nuestras risas
y de aquellas miradas
entre tu ombligo y el mío
hay un nudo
y no puedo deshacerlo
por si se aclaran las cosas
por si esos 2.000km
se ombligo a ombligo
se convierten en 20.000
y no en 2 cm
por si se convierte
en débil hilo rojo
en lugar de desaparecer
con grácil parsimonia
por si me quedo sin ti
o para siempre contigo
y no sé qué me da más miedo
entre tu ombligo y el mío
hay un nudo
no lo deshagas
sintaxis de tu mierda
conjugaste los verbos en
pretérito
–imperfecto–
porque si era perfecto,
era compuesto
y tú eras plus que parfait
y los nexos que utilizabas
en tus proposiciones
–siempre subordinando–
eran solo copulativos
pero estando en gerundio
contigo
el presente continuo
se me hacía más simple
eras el complemento
circunstancial
de lugar
y tiempo
que condicionaba mi futuro
de tipo 1
(si tú estás, yo existo)
aunque la coordinación de
la adversidad
me hacía pensar
que no sabía lo que estaba
haciendo
con un sujeto omitido
si cada adjetivo que salía
de tu boca
era un adyacente
del sintagma nominal
–tercera persona del
singular, femenina–
por mucho que yo fuera el
vocativo
todo lo predicado por ti
siempre
relativo
posesivo
demostrativo
indefinido
interrogativo
era determinante para
saber
que el presente era
histórico
y tu futuro se convertiría
en postpretérito
para que el mío no fuera
perfecto
sino un subjuntivo, de los
compuestos
de los que contemplaban
futuribles
pero se quedaron en
hipótesis
conjugaste los verbos en
pretérito
pero es que el tuyo
tampoco era perfecto
solo de viola
la sinergia
de las cosas que fluyen
hasta dar con tu pecho
no es suficiente
para hacer parar el mundo
pero las sombras de la persiana
sobre tu cama
y los monstruos que me visitaban
los quejidos de la madera
y tus pesadillas
me hacían creer que sí
despertar cada mañana
era enfrentarme a un miedo nuevo
que no sabía cuál iba a ser
y me daba casi tanto miedo no saber
como verte abrir los ojos
y en la oscuridad volvía
–momentáneamente–
la paz
en la que respirabas rítmicamente
y mis sentidos se agudizaban
por si volvía a pasar
y volvías a sincerarte con morfeo
pero no era suficiente
yo también caí presa de su encanto
y me despertaba
con el expolio de tus garras
aunque te dijera
para
para
para
que ya no me queda nada
que te lo he dado todo
que ya no me queda nada
una, dos, tres, embestidas
para
cuatro, cinco, seis, besos
para
siete, ocho, nueve, caricias
para
décima vez que ocurría
y la que no podía parar era yo
así que me dejaba caer otra vez más
en mi pozo
donde toda la pudredumbre
se acumulaba
y le daba a esa nueva impureza
su lugar junto a los otros despojos
lejos de la luz
y de la sonrisa que pintaba en mi cara
una vez más
otra mañana perfecta
junto a ti
en tu cama
a la luz del domingo
junto a tus aterradores ojos
y mis miedos ocultos
19.1.19
17 de enero de 2015
Ahora que nadie nos oye,
déjame contarte
mi mayor secreto.
Para mí:
Importantes son tus ojos,
y esas miradas,
que me regalas,
y calman mis enojos.
Y bello es tu mundo,
y no que nos cubriese el árbol
del fuerte veraniego sol,
durante algún segundo.
Que me digas que no existo,
que lo invento,
que lo creo,
lo imagino.
Que riegues los sueños en vino
y en cabreo,
todo muy lento.
Y yo desisto.
Pero que le den a la métrica,
si la lírica existe.
Porque juro
que sobre todo,
siento.
Y siento,
sobre todo,
por ti.
18.1.19
13 de noviembre de 2014
Que no quiero algo bonito.
Ni un algo.
Menos bonito.
Mejor sola que acompañada,
ni mal ni bien,
ni todo lo contrario.
Que ni besos,
ni versos,
ni palabras que me regalen los oídos.
Ni eso ni nada,
eso a mí no me va,
ni me viene.
Difícil de entenderlo
se quedaría corto,
porque va más allá
y se escapa de todo,
pero sobre todo de mí.
Que no quiero querer
si no es a mí misma.
Ni un algo.
Menos bonito.
Mejor sola que acompañada,
ni mal ni bien,
ni todo lo contrario.
Que ni besos,
ni versos,
ni palabras que me regalen los oídos.
Ni eso ni nada,
eso a mí no me va,
ni me viene.
Difícil de entenderlo
se quedaría corto,
porque va más allá
y se escapa de todo,
pero sobre todo de mí.
Que no quiero querer
si no es a mí misma.
14 de diciembre de 2014
Me harté de ponerle tiritas
al corazón roto,
aun sin estar segura
de si quería verlo sanar.
Lo de vivir en un capullo
se volvió muy cómodo,
y eso de ser mariposa
no entraba en mis planes.
Rebobinaba de vez en cuando
por ver si recordaba algo interesante,
por si algo
de lo que se había quedado en el camino
podría ser recuperable.
La costumbre era cada vez más bonita,
y esas cosas conocidas como novedades
se escondían de mí.
El despertador por la mañana
se hizo amigo,
no era una pesadilla salir
de otro mundo que sí lo era.
Parecía que las nubes me entendían,
y aparecían cuando yo las tenía en mi cabeza.
Me aprendí de memoria
la escala de grises,
asignando a cada tono
un estado de ánimo.
El sol me quemaba,
la luz se me antojaba fea.
Ni praderas,
ni campos,
ni arco iris;
todo era horrible.
Pero todo eso era un agujero,
y afortunadamente
supe salir de él.
al corazón roto,
aun sin estar segura
de si quería verlo sanar.
Lo de vivir en un capullo
se volvió muy cómodo,
y eso de ser mariposa
no entraba en mis planes.
Rebobinaba de vez en cuando
por ver si recordaba algo interesante,
por si algo
de lo que se había quedado en el camino
podría ser recuperable.
La costumbre era cada vez más bonita,
y esas cosas conocidas como novedades
se escondían de mí.
El despertador por la mañana
se hizo amigo,
no era una pesadilla salir
de otro mundo que sí lo era.
Parecía que las nubes me entendían,
y aparecían cuando yo las tenía en mi cabeza.
Me aprendí de memoria
la escala de grises,
asignando a cada tono
un estado de ánimo.
El sol me quemaba,
la luz se me antojaba fea.
Ni praderas,
ni campos,
ni arco iris;
todo era horrible.
Pero todo eso era un agujero,
y afortunadamente
supe salir de él.
8 de diciembre de 2014
A los círculos
empezaron a salirles esquinas
y eso sí que no.
Porque los cuadrados
tampoco se volvieron redondos,
así que todo apareció un día siendo igual.
Quise no ver cómo las nubes
venían para quedarse,
y puede que mi error fuera inventarme el sol,
que en vez de con luz
brillaba con oscuridad.
El mar poco a poco se apartaba,
y creyéndome gigante
mojaba la orilla
para evitar que desapareciera del todo.
Me di cuenta
cuando fue demasiado tarde,
cuando todos los árboles fueron talados
y ya no quedaban semillas que plantar.
Cuando la nieve
estaba totalmente derretida,
y ni siquiera quedaba agua,
solo gas.
El polvo cubría todo
como si fuera una manta,
mullida
y pesada,
que no dejaba ver más allá.
Las palabras ya sonaban distinto,
y los idiomas eran uno solo,
mal comprendido.
Los no
se habían convertido en sí,
y estos en no otra vez,
y pareciera la única persona
que no notaba la diferencia.
Las distancias
desaparecieron del todo,
y el tiempo se me antojaba irreal,
siendo lo lento veloz;
y lo rápido, eterno.
¿Y qué iba a hacer yo
si las manecillas de mi reloj
se habían atascado a las once y once?
empezaron a salirles esquinas
y eso sí que no.
Porque los cuadrados
tampoco se volvieron redondos,
así que todo apareció un día siendo igual.
Quise no ver cómo las nubes
venían para quedarse,
y puede que mi error fuera inventarme el sol,
que en vez de con luz
brillaba con oscuridad.
El mar poco a poco se apartaba,
y creyéndome gigante
mojaba la orilla
para evitar que desapareciera del todo.
Me di cuenta
cuando fue demasiado tarde,
cuando todos los árboles fueron talados
y ya no quedaban semillas que plantar.
Cuando la nieve
estaba totalmente derretida,
y ni siquiera quedaba agua,
solo gas.
El polvo cubría todo
como si fuera una manta,
mullida
y pesada,
que no dejaba ver más allá.
Las palabras ya sonaban distinto,
y los idiomas eran uno solo,
mal comprendido.
Los no
se habían convertido en sí,
y estos en no otra vez,
y pareciera la única persona
que no notaba la diferencia.
Las distancias
desaparecieron del todo,
y el tiempo se me antojaba irreal,
siendo lo lento veloz;
y lo rápido, eterno.
¿Y qué iba a hacer yo
si las manecillas de mi reloj
se habían atascado a las once y once?
5 de noviembre de 2014
como si fuera normal
el viento sopla de noche
y el ruido sordo me golpea
como si fuera normal
el árbol deja caer sus hojas
y mis pies pisan ocre
como si fuera normal
la lluvia aparece
y empapa mis párpados
como si fuera normal
el frío cala
y yo me congelo
como si fuera normal
la oscuridad llega antes
y me arropa entre nubes grises
como si fuera normal
un día me hablas
y al siguiente no
como si fuera normal
yo me acostumbro
pero no es normal
12.1.19
Segundos
Como cuando me miras
y te sonrío
como si solo existiéramos nosotros
en el mundo.
Como si en un segundo
se condensara todo
y no hubiera nadie más.
Un segundo tan corto
que enseguida buscamos el siguiente.
Y otro.
Y otro más.
Insaciables.
Como cuando mi muslo roza el tuyo
y contamos mentalmente
los segundos que tardará el otro
en apartarse.
Como cuando me das un abrazo
que dura un poco más de lo normal.
Un segundo más
que los de los otros.
Y siento el peso de tus ojos
sobre mi cabeza.
Y, de pronto,
me llenas de paz.
Como este breve segundo
en el que fui sincera conmigo,
y decidí escribir esto.
Como todos esos segundos
en los que dudamos
y siempre
siempre
gana el
no.
y te sonrío
como si solo existiéramos nosotros
en el mundo.
Como si en un segundo
se condensara todo
y no hubiera nadie más.
Un segundo tan corto
que enseguida buscamos el siguiente.
Y otro.
Y otro más.
Insaciables.
Como cuando mi muslo roza el tuyo
y contamos mentalmente
los segundos que tardará el otro
en apartarse.
Como cuando me das un abrazo
que dura un poco más de lo normal.
Un segundo más
que los de los otros.
Y siento el peso de tus ojos
sobre mi cabeza.
Y, de pronto,
me llenas de paz.
Como este breve segundo
en el que fui sincera conmigo,
y decidí escribir esto.
Como todos esos segundos
en los que dudamos
y siempre
siempre
gana el
no.
Tiempo
Nunca tenías tiempo
para mí.
Nunca tenías tiempo
ni para secar mis lágrimas
ni para hacerme reír
ni para perder tus dedos
entre mis plieges
hasta dejarme jadeando.
Nunca tenías tiempo
para todo aquello que una vez creaste.
Tiempo alargado,
tiempo extra,
tiempo solos.
Tiempo siendo únicos.
Nunca tenías tiempo,
y por eso me lo pediste.
Un tiempo.
Para dedicárnoslo a nosotros
para estar más tiempo solos
y así estar mejor juntos.
Un tiempo que yo ya me dedicaba a mí misma.
Nunca tenías tiempo
para mí.
Porque se lo dedicabas a ella.
para mí.
Nunca tenías tiempo
ni para secar mis lágrimas
ni para hacerme reír
ni para perder tus dedos
entre mis plieges
hasta dejarme jadeando.
Nunca tenías tiempo
para todo aquello que una vez creaste.
Tiempo alargado,
tiempo extra,
tiempo solos.
Tiempo siendo únicos.
Nunca tenías tiempo,
y por eso me lo pediste.
Un tiempo.
Para dedicárnoslo a nosotros
para estar más tiempo solos
y así estar mejor juntos.
Un tiempo que yo ya me dedicaba a mí misma.
Nunca tenías tiempo
para mí.
Porque se lo dedicabas a ella.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)